Desde hace muchos años tengo una lista de ‘destinos pendientes’ en mi cabeza. Lugares que sí o sí me encantaría visitar alguna vez en la vida. Són muy variopintos y he de decir que algunos de ellos ya tuve la ocasión de experimentarlos en primera persona.
Las Islas Galápagos sin duda ocupaban hasta hace bien poco un lugar muy arriba en la lista. Finalmente, hace unos meses tuve el privilegio de viajar hasta el archipiélago del ‘orígen de las espécies’ de Darwin.
Empecemos por el principio… Cómo llegar?
Islas Galapagos es un grupo de múltiples islas e islotes pertenecientes a Ecuador y está situado a unos 1000 kilómetros al oeste del continente en el océano Pacífico.
El acceso principal es mediante vuelos diarios desde Quito y Guayaquil, capitales principales del país en el continente. Por supuesto también hay acceso marítimo, aunque éste está más enfocado al suministro de víveres y al transporte comercial mediante buques mercantes.
También es posible encontrar cruceros turísticos rumbo a las islas y los más aventurados cruzan el charco en velero hasta encontrar abrigo en sus abruptas costas.
En mi experiéncia personal el camino hasta pisar las islas fué sencillo y no se hizo pesado, aunque por contra hay un aspecto negativo (o no tan positivo) que no sólo repercute al transporte, sino al destino en sí: el factor económico.
Los billetes de avión en relación con la distancia a cubrir pueden considerarse costosos, sin mencionar los 100$ dólares de entrada al parque natural del archipiélago más los 20$ referentes a la tasa de aeropuerto.
Precisamente los elevados precios posicionan las Galápagos como un destino turístico ‘especial’ o ‘exclusivo’ en términos de masificación turística y restricciones en cuanto a las posibilidades de viajar por tu cuenta.
El tema económico no tan sólo afecta al transporte. Alojamiento, comida y sobretodo las actividades a realizar pueden llegar a ser dos, tres e incluso cuatro o cinco veces más caras que en el continente. Eso, ligado a la protección y la normativa en pro de preservar el ecosistema en sus óptimas condiciones harán sin duda que tu presupuesto se vea afectado.

Las principales actividades comerciales en Galápagos son el turismo y la pesca, ésta última dedicada a abastecer los establecimientos locales. En un primer momento a la hora de plantear el viaje estuve barajando la posibilidad de llevar mi material de acampada, aunque en último momento decidí tratar de buscar alojamientos económicos debido a mi plan de actividades.
El tema de acampar no es que no sea posible, de hecho existen alternativas para instalar tu tienda en áreas de camping designadas, pero ninguna de ellas está situada en lugares fácilmente accesibles o cerca de los núcleos urbanos.
En cuanto a la comida, sinceramente, y sin ánimo de ofender, no cumplió mis espectativas. Y con ésto no quiero decir que no haya comido bien en determinados lugares, sino que precisamente fueron contadas las experiencias gastronómicas que me hicieron sonreir.

La gran mayoría de establecimientos están totalmente enfocados al turismo extrangero y en muchas situaciones tuve la sensación de que trataban de venderme ‘gato por liebre’. Ese típico restaurante de playa donde hay alguien en la puerta casi implorándote que entres prometiéndote el oro y el moro teniendo la absoluta certeza de que no tienes ni idea de comida, especialmente con el pescado. Como si nunca hubieras probado nada más que un arroz de marisco congelado o una triste pizza precocinada.
Afortunadamente siempre se encuentran opciones. Bajo mi punto de vista, donde mejor comí fué en los pequeños negocios y en los mercados locales degustando comida puramente criolla y eso si, maravillosas empanadas fritas de pescado y marisco a un precio más que razonable teniendo en cuenta el producto.
La sorpresa positiva la encontré con el café. No es que precisamente abunde el buen café, aunque si tuve la suerte de encontrar un par de cafeterías dónde además de servir un rico cold brew lo elaboraban con grano de producción local y tostado en casa.
Si lo tuyo es el entorno natural y los paisajes salvajes entonces has llegado al lugar indicado. Rincones de playa vírgen, bosques densos y húmedos, y parajes como salidos de cuento te remontan a la época de los grandes navegantes. Gran parte del territorio permanece inhabitado y el tráfico está bastante restringido al turismo mediante servicios de taxi, bus y algunos transportes locales.
Una buena manera de conocer las islas es mediante una bicicleta de alquiler. Un montón de carreteras y caminos de montaña te esperan para descubrir las localizaciones más pintorescas del archipiélago. Eso sí, lleva siempre contigo agua y comida suficiente, así como alguna cámara de recambio para no tener que regresar a pié!
Sin duda, el mayor atractivo de las Islas Galápagos es su fauna y flora, tanto en la superfície como bajo el agua. No sólo por el volumen y la variedad de ejemplares que se encuentran, sinó por la manera en sí de encontrarlos.
Tortugas gigantes deambulando por la carretera, leones marinos descansando en bancos públicos, iguanas marinas tomando el Sól en cualquier esquina o colónias de fragatas y pelícanos pescando en la playa són el pan de cada día en un entorno sin igual.





En lo que se a geografía se refiere no hay que pasar por alto que las Islas Galápagos se formaron hace 5 millones de años como resultado de la actividad tectónica en el fondo marino. Fruto de ello encontramos infinidad de formaciones volcánicas en la superfície y, de hecho, algunos de los volcanes permanecen aún activos.
Una de las preguntas frecuentes que tanto amigos como familiares me formularon al pisar las islas era acerca de sus playas. Que tal són?
Bien, en la gran mayoría de las islas encuentras playas de arena blanca y aguas claras, aunque bien es cierto que no són sus playas por lo que el archipiélago destaca. Al ser terreno volcánico, la costa suele ser abrupta, rocosa o cubierta de magma solidificado.
Las playas no abundan, la mayoría se encuentran en localizaciones bastante remotas e incluso con acceso exclusivo por mar. Eso sí, las pocas que encontré eran dignas de película de náufragos, bien conservadas y controladas por el gobierno insular.

En las primeras líneas de este post os comento que Galápagos estuvo durante mucho tiempo en mi ‘bucket list’ de destinos por visitar. Aunque lo que no os explicaba era el motivo.
Supongo que para la gente que me conoce está más que claro. Para los que no habeis seguido mi andadura ahí va: El mundo submarino.
En efecto, si eres amante del mar y, en especial, practicas buceo , apnea o cualquier otra actividad relacionada con el mundo submarino lee bien las siguientes palabras: GALÁPAGOS ES EL LUGAR.
Este aislado conjunto de islas e islotes es internacionalmente conocido como una de las mecas del buceo en cuanto a vida submarina se refiere. Por diversidad, cantidad y tamaño de las especies que se avistan, ya que el número de especies pelágicas que se encuentran es masivo (Si, si, muchos animales grandes!).
El archipiélago se encuentra enclavado en una zona de migración para muchas especies marinas y al combinarlo con la abundáncia de recursos alimenticios obtenemos un ecosistema perfecto para la práctica del submarinismo, tanto a nivel deportivo, como para el desarrollo científico.
Ahi va un pequeño listado con lo que puedes encontrar (y además vi con mis própios ojos) en la inmensidad y riqueza de sus aguas: Tortugas marinas, túnidos, infinidad de tiburones como el punta blanca, punta negra, tiburón de galápagos, tiburón sedoso e incluso el tiburón Ballena. Mantas rayas y otros tipos de rayas, serpientes marinas, estrellas marinas, innumerables peces de arrecife, delfines, leones marinos, ballenas piloto y seguramente me estaré dejando unos cuantos…










Pese a toda ésta lista, el rey indiscutible de la fiesta, y por lo que todo el mundo envuelto en el buceo visita las Galápagos es sin lugar a dudas el tiburón martillo. Escuelas que pueden llegar a ser de cientos de ejemplares surcan los fondos marinos en busca de alimento desafiando a las fuertes corrientes, todo un espectáculo.

En cuanto al buceo, no es barato y en algunos puntos puede llegar a ser algo técnico. Debido a las fuertes corrientes, temperaturas no siempre cálidas del agua y las entradas exclusivamente desde barco en múltiples circunstancias, lo ideal sería que vinieras con cierta experiéncia en el tema. No digo que el buceo para principiantes no sea posible,aunque quizás no te sientas demasiado cómodo en el entorno, ya sabes, seguridad ante todo.
En mi opinión las joyas submarinas del archipiélago són Wolf & Darwin Islands, al noroeste del archipiélago. El paraíso del buzo en todos los sentidos, cómo definirlo… te caes al agua y ves algo seguro ;).


El único inconveniente es que dado lo remoto de su ubicación sólo són accesibles via ‘vida a bordo’, que es lo que vendría a ser un crucero de buceo. Un detalle importante es que si tienes pensado embarcarte en uno y cuentas con algo de tiempo, lo reserves en persona en alguna de las agencias de Puerto Ayora, en la isla de Santa Cruz. De ésta manera puedes llegar a pagar menos de la mitad del precio de lo que supondría el reservarlo via online.


Y ahí van unos consejos por si te apetece darte el lujo de un crucero ya sea de buceo o naturalista:
1. Todas las agencias tienen acceso a todos los bartcos, no te cases con ninguna.
2. Si aún así se aleja de tu presupuesto intenta reservar diréctamente en el barco, puede llegar a ser posible y te evitarás intermediarios.
3. Si tienes tu própio reloj de buceo, regulador y BCD llévalos contigo, el material con el que cuentan la mayoría de las embarcaciones no es siempre el mejor ni el más nuevo.
4. Su puedes, házte con un garfio para anclarte a las rocas del fondo marino. Las corrientes són fuertes y en la mayría de los casos los buceos consistirán en bajar al fondo y esperar a ver la función. Puede facilitarte la vida ahí abajo!
5. No te fíes de cualquiera que te venda lo mejor al mejor precio. Nadie regala nada, y especialmente en Galápagos.
6. Búscate un Buddy o compañero de buceo de confianza. Después de todo lo invertido para llegar a este punto lo último que desearás es dar con un compañero subacuático con el que no congenias.
7. CÁMARA OBLIGATORIA!
Tras un mes en el archipiélago Ecuatoriano y algo de tiempo transcurrido para poder asimilar todo lo vivido voy cerrando este extenso post con lo que vendrían a ser mis conclusiones y Sugerencias:
1. Un mes es demasiado tiempo si no buceas. Si bien es cierto que hay múltiples actividades para hacer, Un par de semanas son más que suficiente como para visitar las islas.
2. La inversión económica en mi opinión mereció totalmente la pena aunque la razón determinante para mí fué el buceo. Con esto quiero decir que si vas en busca de increibles vivencias submarinas y algunas experiéncias adicionales en la superfície adelante. Si de lo contrario vas en busca de playas y lugares idílicos para pasar tus vacaciones lo encuentro sinceramente sobrevalorado. Encontrarás cientos de lugares en todo el mundo dónde al volver de tus vacaciones playeras aún te quedarán algunos billetes en la cartera.
3. En la mayoría de los casos tuve la sensación de que todos los negocios locales te ven con el signo del dólar tatuado en la frente. Es decir, tratan de sacar todo el partido posible a tu billetera sin importar ni el trato ni el mañana, pensando que nunca jamás regresarás. La verdad me dió bastante pena.
4. Galápagos en mi opinión cumple todos los requisitos de la expresión ‘once in a life time’. Aunque por algunos de esos momentazos bajo el agua te lo digo ya, volvería mañana mismo!
5. Pese a todo el abanico de posibilidades que el archipiélago ofrece, si que es cierto que encuentras muchas limitaciones en cuanto a hospedaje, actividades, transporte y demás… En ocasiones tuve la sensación de estar algo atrapado en todo ese sistema.
6. Por mucho que sumes pros y contras, los viajes, como siempre, son un tema de actitud: Actitud positiva supone experiéncia positiva en la mayoría de los casos.
